miércoles, 20 de abril de 2016



NUESTROS ALUMNOS/AS AYUDANTES

En el IES Valle de Aller apenas surgen conflictos. Llevamos varios cursos trabajando por la mejora de la convivencia en el centro y poco a poco lo estamos logrando con la colaboración de toda la Comunidad Educativa.
Una pieza clave son los alumnos/as involucrados en la mediación escolar. Un curso más, seguimos apostando por la prevención y hemos querido arrancar un nuevo reto y proyecto: tener una red de alumnos/as ayudantes, mediadores de aula, mediadores de centro.
La idea es que sean los propios alumnos/as los que puedan resolver los conflictos que surjan entre ellos, que ayuden a los compañeros que observen que lo están pasando mal o a aquellos que necesiten ayuda incluso en sus tareas escolares.
Las redes sociales son uno de los mayores retos para nuestra sociedad y con ello, los conflictos que ocasionan su mal uso entre los adolescentes. La presencia de estos alumnos mediadores nos permitirá atender a esas posibles problemáticas que surjan con la antelación suficiente, evitando que se transformen en un problema de acoso o ciberacoso por ejemplo.
Por ello, hemos formado a un grupo de alumnos/as en el centro. A través de distintas dinámicas y juegos les hacemos ver la importancia de manejar habilidades como la comunicación verbal y no verbal.











A través de esta dinámica aprenden cómo el lenguaje verbal y no verbal es imprescindible para mantener una buena comunicación y no sólo en momentos de conflicto.  Por parejas han de mantener el bolígrafo sujeto mientras caminan por el aula. El bolígrafo es el enlace, el nexo comunicador. Cada vez que se les cae deben reestablecer su comunicación a través de palabras, indicaciones, gestos …

Para arrancar era preciso hacerles ver también la necesidad de trabajar en equipo, de crear redes, de ser un apoyo para el resto. A través de la dinámica del ovillo de lana y del juego de la silla  han demostrado que son un equipo estupendo.






Para el cierre de la actividad hemos encerrado en un cofre un gran secreto. Ellos/as han tenido la oportunidad de conocerlo. Os invitamos a poner la imaginación en marcha y adivinar cuál puede ser. Os damos una pista: gracias al secreto hemos descubierto cómo mejorar en nuestro centro.






Muchas gracias a todos los participantes: profesorado, alumnos/as … Sin un buen trabajo en equipo el IES Valle de Aller no sería el mismo.





lunes, 4 de abril de 2016

ALUMNADO AYUDANTE

 Próximamente pondremos en marcha la figura de alumnado ayudante en nuestro centro educativo. Os dejamos un artículo relacionado que aclara muy bien qué finalidad perseguimos.


Alumnos radares de los conflictos: Así logra un instituto atajar el acoso escolar
·         Un centenar de centros educativos en España implanta el programa 'Alumnos Ayudantes', diseñado por la Universidad de Alcalá para mejorar la convivencia.
·          La iniciativa se basa en la creación de una red de ayuda entre iguales.
  En el Instituto San Juan Bautista (900 alumnos) hay 44 alumnos ayudantes que han intervenido en casos de aislamiento, anorexia y suicidios.
Con la sombra de dos suicidios recientes —Diego y Alan— planeando sobre el sistema educativo, esta semana han desembarcado las autoridades (ministros y presidentes regionales) con una artillería de propuestas para frenar la lacra del acoso escolar. Sin embargo, la herramienta más potente podría encontrarse ya en los colegios. Y no precisamente estar en manos de los adultos, sino de los estudiantes. Un centenar de centros educativos de toda España prueban con éxito un programa, 'Alumnos Ayudantes', diseñado por un equipo de investigación pedagógica de la Universidad de Alcalá que, mediante la creación de redes de ayuda entre iguales, ha demostrado mejorar la convivencia en las aulas atajando el acoso y otros conflictos juveniles.
¿Qué es 'Alumnos Ayudantes'? Es una iniciativa que consiste en la selección de un grupo de estudiantes que actuarán como "radares de los conflictos" en su entorno. Estos alumnos asumen voluntariamente la misión de detectar situaciones de vulnerabilidad, riesgo o violencia entre sus compañeros, a los que ofrecen su ayuda. Cuando la situación resulta ingobernable, los derivan a otras instancias y recursos, ya sean otros compañeros del programa, el servicio de orientación o la dirección del centro. "La clave del éxito está en la elección de los alumnos ayudantes", sentencia María José Gómez, orientadora del Instituto San Juan Bautista de Ciudad Lineal (Madrid) y responsable de la introducción hace tres cursos de este innovador programa de convivencia. "Tienen que ser alumnos reconocidos por sus propios compañeros. No pueden ser puestos a dedo por los tutores. Mediante dinámicas de grupo son elegidos los que más confianza generan. Son aquellos chicos y chicas con los que pasarían más tiempo o a quienes les confiarían un secreto", añade Gómez.
Detectores de conflictos
El grupo de investigación pedagógico de la Universidad de Alcalá que dirige Juan Carlos Torrego es el que está detrás de este programa de vanguardia. Torrego lo define como "una iniciativa de mejora de la convivencia a través de fórmulas prosociales y pacíficas". Este equipo formó a la orientadora del San Juan Bautista y a las dos entusiastas coordinadoras del programa Alumnos Ayudantes, las profesoras de inglés y biología. Ambas destacan la valía del grupo encargado de la detección de conflictos. "Son chicos y chicas geniales, empáticos, voluntariosos, no necesariamente los más estudiosos, unos tímidos otros muy sociables...".
A su juicio, "el verdadero acierto es que se da un papel activo a los alumnos, que son los primeros que perciben que algo va mal", explica Sandra González, una de las coordinadoras. "Son muy rápidos. Les valen esos cinco minutos que hay en el cambio de hora entre clase y clase para ver qué algo está fallando en un grupo o con un alumno". La orientadora asiente con la cabeza y reconoce que "muchas veces" los profesores son los últimos en enterarse "y así es más difícil resolver los problemas". En el San Juan Bautista estudian 900 alumnos. El grupo de ayudantes lo conforman 44, con edades entre los 14 y los 18 años. Son casi el doble que el cuso anterior. El programa está en plena expansión. A sus responsables les gustaría que la labor fuera rotativa, pero ninguno de los que entran quiere abandonar. Sienten que aportan mucho en las reuniones mensuales para analizar la convivencia y en las cumbres urgentes cuando surgen conflictos. Están muy cómodos en su papel de propagadores de buena convivencia y compañerismo. El instituto les ha dado formación específica en habilidades de escucha activa, en estrategias de acercamiento a sus iguales y en técnicas de ayuda. Beatriz López de Quintana, 16 años, es una de ellas. Fue de las primeras en integrar el grupo. De su experiencia destaca que ha aprendido "a leer mejor a las personas", a detectar cómo se sienten analizando su lenguaje corporal. "Ahora sé cómo están con solo mirarles a la cara", explica. Entre los casos más crudos que recuerda está el de una compañera con serios problemas en su familia. "Ahí no la podía ayudar, pero aquí (en el instituto) intenté hacerle sentirse mejor", explica. Aislamiento, trastornos y acoso Alejandro Raya es otro bachiller, un año mayor que Beatriz, y también ha sido elegido por sus compañeros para implicarse en este reto. "Es un programa muy bueno en general para el instituto y particular para el alumno. Te ayuda a darte cuenta de cómo puedes ayudar con comportamientos muy simples", explica. Lo más satisfactorio que le ha ocurrido es percibir en la mirada de un compañero que ha entendido que su comportamiento "puede estar haciéndole daño a otro". Dice que se sintió "muy orgulloso". A lo largo de los últimos tres años, el equipo de 'Alumnos Ayudantes' del San Juan Bautista ha lidiado con casos de severo aislamiento —el 60% de los alumnos de primero de bachillerato son nuevos cada año—, un intento de suicidio que, afortunadamente, terminó en llamada de atención, con la detección temprana de trastornos alimenticios y ha truncado casos de acoso escolar incipientes.
"Comprobamos que funciona, porque en las clases de primero de la ESO donde no existe esta figura, porque los chavales son nuevos y aun no se conocen, todos los años tenemos conflictos con que lidiar desde la dirección. En cursos superiores, gracias a los propios alumnos, no pasa tanto", destacan en el instituto. Una intervención temprana Las nuevas tecnologías, sobre todo las redes sociales y el whatsap, suponen el mayor reto actual para los alumnos ayudantes. Es un terreno difícil."Pero es increíble lo que consiguen", presumen las coordinadoras, "han logrado que un alumno previamente excluido sea integrado de nuevo en el grupo de whatsap de la clase". Lo consiguen "porque hablan con sus acciones. Son alumnos respetados que si ven a una persona que ha sido excluida por sus compañeros, van y se sientan con ella. Eso hace que el resto de la clase perciba que no pasa nada". El profesor Torrego, diseñador del programa, no entiende que la mayoría de las medidas del plan contra el acoso escolar del Ministerio de Educación no cuente con la participación de los principales afectados, los alumnos. Torrego defiende que la implicación de estos estudiantes en la mejora de la convivencia reduce el acoso. Tres prestigiosas universidades de EE UU (Yale, Princeton y Rutgers) acaban de publicar estudio en ese sentido. Han comprobado en 56 escuelas de EE UU como un programa similar que impulsa la implicación de estudiantes "socialmente influyentes" en la propagación de mensajes de concordia ha rebajado en un año un 30% los casos de acoso escolar. Como dicen en el San Juan Bautista, no existe un centro educativo con cero situaciones de conflicto. "Pero si se toman las medidas precisas, se está alerta y se asumen programas de prevención temprana de vanguardia se reducen".